Biblioteca Complutense

Embriología

Embriología
 

Aunque existen antecedentes en la Antigüedad y la Edad Media, la embriología se desarrolla con un enfoque verdaderamente científico durante el Renacimiento. Leonardo da Vinci realizó detalladas disecciones anatómicas, y William Harvey, considerado el fundador de la embriología moderna, propuso que el desarrollo embrionario comienza a partir de una sustancia semejante al huevo. Influido por su maestro Wilhelm Fabricius, Harvey sentó las bases de una embriología causal centrada en los mecanismos del desarrollo.

En el siglo XIX, la disciplina se consolida como ciencia experimental, especialmente tras la formulación de la teoría celular por Matthias Schleiden y Theodor Schwann en 1839, que estableció que todo organismo se origina a partir de una célula: el cigoto. Esto permitió un análisis más profundo de la diferenciación celular y los procesos morfogenéticos. En este contexto, destacan los aportes de Christian I. Pander, quien introdujo las hojas embrionarias; Karl E. von Baer, que identificó el óvulo de mamíferos y formuló leyes del desarrollo; y Jan Evangelista Purkinje, quien descubrió la vesícula germinal y señaló la importancia del núcleo celular en la herencia.

También se perfeccionaron técnicas de observación, como las desarrolladas por Wilhelm His, y se crearon colecciones de embriones como la Carnegie Collection, reunida por Franklin P. Mall. En 1885, J.H. Chievitz describió una estructura epitelial embrionaria conocida como “órgano de Chievitz”, clave para entender el desarrollo de las glándulas salivares. Por su parte, François Joseph Moreau publicó en 1837 Traité Pratique des Accouchemens, con ilustraciones detalladas del desarrollo fetal, de gran utilidad en obstetricia.

Mientras el siglo XIX se centró en las estructuras embrionarias y las células germinales, el siglo XX orientó la investigación hacia los componentes moleculares de la célula, abriendo una nueva etapa en la embriología.